Capítulo 105 105

Lucían apretó los labios con frialdad y arrancó el coche, acelerando lo más rápido posible.

Menos de una hora después, llegó a la villa de la familia Lancaster.

Gerardo estaba sentado con audacia en la sala, sosteniendo su bastón y mirando fríamente a Lucían con los párpados entrecerrados.

—Abuelo.

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