Un pequeño fantasma hermosamente roto.

Liam se lanzó al asiento del conductor, el motor ya rugiendo. Naomi, ensangrentada pero lo suficientemente consciente como para murmurar maldiciones al cinturón de seguridad, tomó el asiento delantero. Eso dejó la parte trasera para los tres.

—Conner, es hora de moverse. Sage, al banco trasero. Aho...

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