


CAPÍTULO 3
Aprieto los puños, esperando el regaño que se viene después de contar lo que pasó.
Ayer después de mi trabajo fallido, no tuve el valor de presentarme ante mi jefe, así que me fui directo a mi apartamento. No obstante, fui despertada por sus llamadas insistentes.
Y como no tengo nada de suerte, tuve que contarle con lujo de detalles el desastre que hice anoche.
Para mi sorpresa, el regaño que espero se convierte en unas carcajadas fuertes mientras se aprieta el estómago. Espero impaciente a que se termine de reír, pero cuando lo hace no se dirige a mí, sino a uno de sus asistentes.
—Dile a la mujer que venga—le ordena y el hombre sale de la oficina—Debo admitir que fue mi culpa, debí avisarte correctamente cual era tu trabajo. Una disculpa, querida Nidia.
Antes de que pueda responderle que no entiendo nada, escucho el resonar de unos tacones entrar en la oficina. Cuando la mujer se pone a mi lado, me es inconfundible.
Al levantar la vista me encuentro con un liso cabello rojo, ardiente como el fuego. Unos ojos cafés que me miran con lo que parece nostalgia y unos labios pequeños que no llevan ni gota de maquillaje. La reconozco, sé que la vi anoche junto al imbécil aquel, pero anoche debido a la prisa no la reconocí realmente.
—Un gusto volver a verte, Nid—se sienta a mi lado y aparto mi vista de ella. Decido no responder y esperar que Alfred me explique que hace ella aquí.
—Lo de anoche fue intencionado, Yeila es mi cliente importante del que te hablé—trato de no girarme a verla, aunque siento su mirada sobre mí.
—Es decir, ¿tú sabias que en ese lugar estaría ese imbécil? —su silencio es la respuesta que necesito—¡Esto no fue nada en lo que quedamos!
—Lo sé, y por ello no te quitaré el adelanto que te di—su sonrisa victoriosa me revuelve el estómago—Decidimos no decirte nada, ya que Yeila me contó como terminaron las cosas entre ustedes, y sabía que dirías que no si te decía quién era el cliente.
—¡Por supuesto que diría que no! —intento mantener la calma, pero no puedo.
Anoche me sentí como una estúpida, me expuse y estuve a nada de tener relaciones con uno de los hombres que menos deseo en el mundo. Por supuesto que hubiese preferido tener relaciones con un desconocido antes que con mi ex.
—Mi idea no era que tuvieran sexo, solo debía descubrirlos juntos en la cama—Yeila por fin habla y esta vez sí giro a mirarla, tratando de contener el fastidio que me da su presencia—Sin querer arruiné un poco las cosas, así que me disculpo.
—Ya no me interesa. Ya aclararon que el error no fue mío, ahora prefiero irme—me pongo de pie e intento irme, pero la peli teñida toma mi muñeca.
—Espera, necesito tu ayuda… —suelto mi mano con asco antes de que pueda continuar.
—No hemos terminado de hablar. Siéntate, Nidia—el tono que usa Alfred esta vez es autoritario, así que decido mejor no rebatirlo—La señora Yeila tiene un trabajo para ti, ¿no es eso lo que necesitabas?
Frunzo el ceño y giro a ver nuevamente a la mujer a mi lado. Verla me regresa al pasado, me da esa misma sensación de anoche cuando vi a mi ex, me hace saborear la traición que viví en mi primer amor y como me rompieron el corazón por primera vez.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunto sin darle más vueltas al asunto.
—Verás, Jacob y yo llevamos casados un año—al decir eso parece estudiar mi rostro en busca de una reacción, pero al no encontrar ninguna, continua—Lo que hubo entre nosotros fue… una simple aventura.
Si, una aventura que terminó con una relación de dos años, que fue mi primera traición y que le rompió el corazón a una joven enamorada de diecisiete años que estaba viviendo su primer amor.
—Por…algunas circunstancias, nos vimos obligados a casarnos bajo un riguroso contrato—eso sí me toma por sorpresa—No podemos separarnos a menos que se deba a una infidelidad y el que sea infiel debe dar una gran cantidad de dinero al otro.
—Que absurdo, ¿por qué si no quieren estar juntos no se separan y ya? —me encojo de hombros—Pueden llegar a un arreglo sin que ninguno de los dos sea infiel y…
Interrumpo mis palabras y analizo su rostro. Al verla, no puedo evitar reír ante lo curiosa y absurda que es esta situación.
—¡Ya te acostaste con otro! —no puedo contener la risa incluso cuando ella asiente con lo que parece arrepentimiento.
—Tuve una aventura reciente y alguien me amenaza con contarle a Jacob—juega con sus manos, nerviosa—Estoy segura de que él querrá divorciarse de mí, pero yo no tengo la cantidad suficiente para pagarle por mi infidelidad.
Claro, el que es nunca deja de ser. Maldito Jacob, que bueno que te fue infiel también.
—¿Y que tengo que ver yo aquí? —intento hacerle creer que no sé qué es lo que quiere.
—Pedí algo de tiempo a la persona que me está amenazando, le aseguré que puedo conseguir que Jacob me dé el dinero que me pide para evitar que difunda lo de mi infidelidad—esta vez levanta su mirada para verme—Ahí es donde te necesito. Sé que no necesitarás dinero si logro conseguir un buen abogado para el caso de tu padre, ese sería tu pago por lo que harías.
Miro a Alfred con enojo por tener que filtrar mi información personal, pero él ni parece afectado, más bien mira a la mujer con diversión.
Algo en mi cerebro hace un leve clic y entrecierro mi mirada hacia él. Parece notar mi mirada, pero no dice nada.
—Vale, capto, pero no me has dicho cuál es el supuesto trabajo que haré—intento que sea directa.
—Desde lo suyo, Jacob nunca ha podido conectar con otra mujer y ha estado siempre al pendiente de tu vida, incluso cuando tuviste tu relación.
—Si, soy insuperable, me intentó buscar algunas veces, ¿y eso qué? —cruzo mis brazos, fastidiada.
—Creo que, si él tuviera que romper nuestro contrato, lo haría contigo fácilmente—niego con mi cabeza—Si tiene una aventura, de la cual tenga pruebas, puedo acusarlo de romper el contrato, tendría que pagarme y así yo limpiaría mi reputación…y sería libre.
¿Esta perra se volvió loca?
—No, yo…
—Ella es mi cliente, Nidia. Tú trabajas para mí, ¿no recuerdas? —nuevamente lo miro de mala gana—Este es mi trabajo para ti: seducirás a su esposo, harás que se divorcien y si lo logras, puede que estemos a paz.
Mierda.
¿Qué yo seduzca a mi ex?