Capítulo 44

SANTO.

La rodeé lentamente y me detuve a su lado.

Ella parecía el pecado encarnado, inclinada sobre ese banco con la espalda arqueada, las muñecas atadas, su coño goteando de necesidad desesperada. Todo en ella suplicaba misericordia. Y yo estaba tan lejos de la misericordia que apenas recordaba c...

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