Capítulo 75

Solo hubo una palabra, sin emoción detrás, pero se sintió como una orden invisible.

Los colmillos afilados como navajas, capaces de cortar acero, se detuvieron a un pelo del cuello expuesto de Sable.

La baba hirviente goteaba sobre la cara de Sable, quemándole la piel dolorosamente.

El tiempo par...

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