CAPÍTULO 114: MALDITOS.

El teléfono tiembla en las manos de Darwin. Él, que es el más pasivo ahora en la relación, deja que su lengua se convierta en fuego.

—¡Hijo de puta! ¡No vuelvas a referirte a ella de esa forma! ¡Más te vale que pienses la próxima vez antes de abrir tu maldita boca! ¡Si no yo mismo te haré comer tu a...

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