Capitulo 48

Capítulo 48

El amanecer se filtraba a través de los ventanales de la mansión Salvatore. Maximiliano, puntual como un reloj, ya estaba de pie. Su porte era el mismo de siempre: traje impecable, reloj en la muñeca brillando bajo la luz de la lámpara, mirada fría y calculadora.

Bajó las escaleras con p...

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