Capítulo 162

Ella se mantenía con un aire de arrogancia, extendiendo su mano hacia Maya. —Oye, Sra. Martínez, ¿me devuelves mi pelota de golf?

Maya no se movió, apretando la pelota tan fuerte que su palma dolía, sus ojos fijos en la chica que absorbía la admiración de todos.

Su mirada era tan fría y penetrante...

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