CUATRO 54

Aekeira se sentó junto a la ventana, cosiendo mientras tarareaba una vieja canción de cuna. La luz del sol se filtraba pálida y fina a través del enrejado, permitiéndole disfrutar de la tranquilidad y la paz.

Hasta que Emeriel entró.

Se movía como una sonámbula. Ojos hinchados y rojos, rostro páli...

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