DOS. 24

Nada. No había ningún olor.

La frustración de Daemonikai se transformó en un gruñido, su agitación aumentaba. Inclinó la cabeza del chico hacia un lado y frotó su nariz contra su piel, buscando cualquier rastro de un olor.

Un gemido suave escapó del chico. El leve olor a miedo llenó las fosas nasa...

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