Capítulo 155

Su sonrojo se volvió carmesí. —Tú—tú arrogante, engreído—ni siquiera termines esa frase, O’Hare!

Incliné la cabeza, entrecerrando los ojos con curiosidad juguetona. —¿Por qué no? ¿Tienes miedo de lo que pueda decir?

—No tengo miedo de nada.

—¿En serio? Me aparté de la pared, cerrando la distancia e...