CAPÍTULO 44: FRACTURAS EN LA SUPERFICIE

Valeria

El cuarto de Adrián huele a medicamento y a ese perfume suave que usa su enfermera en la ropa. La luz de la lámpara de noche apenas alcanza para dibujar la silueta del niño dormido, con la respiración tranquila, aunque aún un poco agitada por la fiebre.

Estoy sentada en una silla junto a l...

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