Bala y centavo

A la mañana siguiente, los once mil dólares esperan en la mesita de noche de mi dormitorio. Apilados en una columna perfecta, ordenados, sujetos por una bala dorada.

También hay un centavo justo al lado, como si ese detalle miserable tuviera algún valor simbólico. Y una nota. Un trozo de papel ...

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