¿Puedes imaginarte ser vendida por tu novio en una subasta al mejor postor por una deuda que podría matarlo y, para endulzar el trato, ser comprada por su extremadamente apuesto hermano mayor multimillonario, heredero de una cadena de hoteles en Italia, que está obsesionado contigo?

Sí, ¿por qué no yo?

En mi situación como lectora ilusoria con mil historias en la cabeza, me di cuenta de que desear también tenía serias consecuencias.

Y lo supe en el momento en que me convertí en el tesoro más valioso de un hombre poderoso que tenía el mundo en sus manos.

Y nunca lo noté, hasta que él logró derribar todo un mercado negro de mujeres jóvenes, en el cual caí por un idiota.

Sin embargo, había más, ¿qué estaba escondiendo?


Vendida al Mejor Postor

Se acercó a mi cara divertido y dijo:
—Soy atractivo, ¿verdad? —preguntó y yo puse los ojos en blanco resoplando, sin poder creer lo infantil que sonaba—. No puedes negarlo.
—No dejes que se te suba a la cabeza —negué y crucé los brazos, tratando de controlar mi desbocado corazón.
—¿De dónde cree...

Se acercó a mi cara divertido y dijo:

—Soy atractivo, ¿verdad? —preguntó y yo puse los ojos en blanco resoplando, sin poder creer lo infantil que sonaba—. No puedes negarlo.

—No dejes que se te suba a la cabeza —negué y crucé los brazos, tratando de controlar mi desbocado corazón.

—¿De dónde cree...

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