Cenizas y ecos

Cuando Stella fue empujada al incinerador, Taya no pudo soportar mirar. Giró la cabeza y se acurrucó en los brazos de Griffon, con lágrimas corriendo por su rostro como cuentas rotas. Su mejor amiga, Stella, finalmente se había convertido en un puñado de cenizas, colocadas en una pequeña caja. No es...

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